Me estaba apeteciendo hablar de uno de mis rinconcitos, y pensando a cerca de qué escribir, me acordé de que hace tres años publiqué una entrada con exactamente el mismo clima que hoy.
Hoy vuelve a llover en Madrid. Mucho, igual que aquel día.
Hay viento, tráfico, y gente mustia porque llueve.
Así que, pensando de nuevo en aquel día, me vuelvo a ir mentalmente a Santiago, y os cuento qué es lo que haría yo si estuviese allí.
No es un restaurante, pero tiene tapas y tostas para picar.
No tiene mucho espacio y menos para sentarte, apenas un par de taburetes en la barra de dentro o al lado de la ventana, y una barra pequeña en la entrada para poder apoyar tus cosas y quedarte en la calle.
No es un lugar con una súper decoración. Es una tasca, tasca. De las de verdad, como las que había antes y de las que a mi me gustan
A mi me encanta porque son tan amables, que parece que te atienden como si fuese el primer día que abren. Y da gusto dejarte aconsejar a cerca de los vinos (yo siempre les pregunto y conmigo siempre aciertan). Me ponen unas tapas estupendas de embutido con mi copita, y si no hace sol, me gusta quedarme dentro al lado de la ventana para ver el ambiente de la gente al pasar.
Así que si Madrid hoy fuese Santiago, me iría al Ventosela a sentarme en ese taburete; a mirar tras ese cristal la gente al pasar, sujetando los paraguas que vuelan; escuchando las goteras de la lluvia sobre la piedra, mientras me tomo un Godello o un Mencía de los que me recomiendan los chicos
Espero que os guste.
Un besito